Lo que no se dice
penetra en los sueños
y susurra en la noche
abierta
soplando suave en tus
oídos
para que lo atiendas.
Lo que no se dice
golpea en tus sienes
y enreda tus ideas,
enmaraña hilos y
tejidos
y deja tu debilidad
expuesta.
Crece en tu mente y
se cosifica,
se vuelve coyote,
fiera,
se vuelve ave
carroñera
aunque no muestre sus zarpas
y se quede oculto,
irresuelto,
inconcluso, pero
vivo.
A menudo se
manifiesta
en una mirada,
una lágrima espontánea,
un escalofrío intenso.
Lo que no se dice
anida en tu vientre
provocando la
angustia
de lo que no se
digiere
y a días se vuelve
todo,
se vuelve nada,
te engulle entera.
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