Eva Monzón: «Que las personas pensemos por nosotras mismas, que sepamos entender y ver y actuar, lo mejor posible, es la piedra angular de cualquier sociedad».

 

Por Ginés J. Vera


La escritora Eva Monzón ha publicado recientemente la novela “Sombras” (Dauro). Monzón nació en Santander, aunque actualmente vive en Valencia. Es psicóloga clínica y forense. Ha publicado las novelas: “Tiempo Muerto”, “Entreactos” -ganadora del Alfonso el Magnánimo-, “Errantes”, “El día a día” o “En esa delgada línea”. También ha publicado relatos cortos y poesía en distintos medios. Escribe guiones, tanto cortos como largometrajes y para la radio. Adaptó textos para óperas de cámara, incluida “La flauta mágica” para niños. Como autora teatral destacar: “Lo que no se quiere recordar”, “El jurado”, “La decisión” y “La pelea” -con la que ganó el certamen de Cronoteatro-. Tradujo el diario inédito que J. Steinbeck llevó durante el proceso de creación de “Al Este del Edén”, publicado como: “Diario de una novela: Las cartas de “Al Este del Edén”, colaboró en la biografía de Joaquín Navarro, sindicalista eje de la Matanza de Atocha. A continuación la entrevista que me concedió al hilo de su novela “Sombras”. 

P.: ¿Cómo surgió la idea de escribir Sombras?

R.: Siempre me ha interesado esa necesidad humana de pertenencia. El gregarismo llevado al límite deja de ser adaptativo para ser alienante. Hay grados que van, desde el individualismo, pasando por los grupos sociales, hasta las sectas. Y todos los estadios tienen, asimismo, distintos tipos de niveles.

P.: ¿Podríamos decir que esta novela se engloba en la narrativa del género negro?

R.: No creo. La trama es oscura, la investigación del horror es uno de los hilos narrativos, pero el enfoque es mucho más amplio, no se limita a los cánones de la novela negra.

P.: La novela sigue lo que podríamos llamar una estructura fragmentaria, tanto en el espacio como en el tiempo. ¿Por qué se decidió por este planteamiento para tramar la historia?

Eva Monzón es psicóloga clínica y forense

R.: Esta técnica narrativa de ir moviéndose a través del tiempo y el espacio va muy bien para contar cada uno de los ángulos de la trama, ya sea de los personajes como de los sucesos en el tiempo, es una manera ágil de contar lo que, de otro modo, llevaría mucho más tiempo de decir, ir linealmente y de modo exhaustivo le quitaría intriga y eficacia. Así el lector monta las piezas, es parte del proceso tanto de leer la novela como de resolver el crimen.

P.: Háblenos de uno de los grandes ejes de la novela, de cómo asistimos a la investigación de un crimen, no sé si aventurar la palabra masacre, como lectores.  

R.: Sin querer, la contesté en la pregunta anterior. El lector va a ciegas, igual que el investigador que se enfrenta a esas muertes sin saber nada más, solo que quiere resolverlas. Como el lector, espero.

P.: Más allá del ambiente opresivo, de la atmósfera asfixiante, sitúa la historia en un entorno rural donde curiosamente cobran un especial protagonismo los medios informativos y el periodismo sensacionalista. Háblenos de la crítica social que hallaremos en Sombras.

R.: La necesidad de llamar la atención a toda costa, de ser centro de atención, de no tener escrúpulos a la hora de divulgar la noticia sin más, es algo conocido, ya lo tocó Billy Wilder en su gran película El gran carnaval, por ejemplo. Solo que ahora ya no es exclusivo de la prensa: Todos pueden hacerlo y lo hacen. En este caso, buscar la notoriedad trae consecuencias.

P.: Quizá en una lectura profunda de la novela, las y los lectores más osados vean los paralelismos y juegos de espejos que conscientemente, intuyo, ha introducido en su novela. Me gustaría que nos comentase la parte psicológica que palpita entre estas páginas. El concepto de libertad, el de la de la necesidad de pertenencia a un grupo o el de justicia (aunque hay quien lo llame karma). 

Sombras no se limita a los cánones de 
la novela negra, aclara la autora. 

R.: La novela está hecha, como la vida, de las múltiples decisiones de sus personajes, y todas ellas dependen de su modo de entender el mundo. Cada uno aporta su visión, sus vidas, sus necesidades. Y tras decidir vendrán las consecuencias, en este caso, las que conocemos nada más empezar la novela. Esas muertes.

P.: En una novela como Sombras no podemos obviar el papel de los personajes. Háblenos del peso narrativo del inspector Eladio Gómez o de los femeninos -como la señora Matilde-; no en vano la desaparición de dos mujeres, Beatriz y Marga-Rosa, parece ser uno de los motores de la trama. 

R.: Como he dicho, es una novela creada a partir de cómo se mueven y actúan sus personajes, no hay principales ni femeninos ni masculinos, hay seres humanos con sus miedos, dudas, obsesiones, conciencias, ambiciones, luchas, banalidades, egoísmos... es un abanico de motivaciones, de vidas diferentes porque vienen de mundos distintos, aunque todos tienen en común su estar perdidos por completo en muchos aspectos.

P.: He dejado para el final una cuestión peliaguda, el del mundo de las sectas. En Sombras aparece, nos sumerge en él a raíz de una muerte colectiva. Desde su punto de vista profesional me gustaría que nos comentase si este fenómeno tiene actualmente un caldo de cultivo favorable. ¿Cómo se puede combatir una doctrina religiosa o ideológica fundamentalista y nociva para el orden social? 

R.: Hay muchas sectas, siempre las ha habido, pero ahora, aunque la gente crea que es algo de hace años, hay muchísimas, de muchos tipos, en distintos extremos. Y eso no se puede combatir del todo.  Que las personas pensemos por nosotras mismas, que sepamos entender y ver y actuar, lo mejor posible, es la piedra angular de cualquier sociedad. Y eso no se ha conseguido nunca. porque, para empezar, ¿quién sabe cómo se actúa bien? Eso solo se sabe mirando hacia atrás, cuando ya no hay remedio. Por eso Sombras comienza desde el final. Para entender qué pasó hasta llegar ahí.

 

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