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Javier Cuenca: «Mi novela tiene una inspiración muy ochentera»



Por Ginés J. Vera para La ardilla literaria 

El periodista y escritor madrileño Javier Cuenca Velarde  acaba de lanzar a sus lectores una nueva novela tras el éxito en 2013 de Jugando con sombras. En este caso, Seremos agua (Altlantis) es un thriller con una inspiración "muy cinematográfica, muy ochentera", según sus palabras.

 Publicas tu segunda novela con el título Seremos agua. Coméntanoslo en el contexto de la historia.

   Por  un lado, a lo largo de la historia se producen una serie de asesinatos cuyas víctimas son varones adolescentes. El asesino deja un mensaje, siempre el mismo: Seremos agua. Por otro lado, el título hace referencia igualmente a otros sucesos que tienen lugar en la trama y que no conviene desvelar, ahora que se ha puesto tan de moda esa frase de “no me hagas spoiler”, jaja. Pues eso: yo no haré tampoco spoiler de mi propia novela.

 Seremos agua comienza con el protagonista, un adolescente fascinado y atraído por una misteriosa mujer mayor que él que de repente se convierte en su vecina. Ubicas este thriller mayoritariamente en Madrid. ¿Cómo y cuándo surge la idea de escribir Seremos agua?

  
Su personaje muestra fascinación por una mujer mayor
Creo que la idea, al menos la inicial, el germen de la historia, digamos, me rondaba la cabeza hace mucho tiempo, desde que yo era casi un adolescente de la edad de Nacho. Se trataba precisamente de eso, de lo que tú dices, de un adolescente fascinado por una extraña mujer mayor que él, de unos treinta y tantos años, que un buen día viene a vivir a su edificio y con la que logra establecer una relación más allá de la simple camaradería. Esta mujer parece sentirse atraída por el líquido elemento, por el agua, e inquieta a Nacho en la misma medida que lo fascina. Luego esa idea primigenia se fue mezclando con otras y todas juntas dieron origen a la novela.

 El protagonista de Seremos agua es Nacho, un adolescente que ha de quedarse estudiando en Madrid durante el verano por imposición de sus padres. Hay varios personajes femeninos muy interesantes. Háblanos de Eva, la vecina de treintañera; de la misteriosa Hidra; o de Pili, la preadolescente enamorada de Nacho aficionada a las películas de terror.

   Bueno, digamos que Nacho es solo uno de los protagonistas, aunque su papel en la historia es primordial. Luego tenemos a su vecina, que dice llamarse Hidra, un nombre extraño que Nacho no acaba de creerse. Eva es otra de las protagonistas: una chica de unos treinta y tantos años, como Hidra, casada con un ejecutivo, insatisfecha emocional y sexualmente, que busca maneras de no aburrirse en el Madrid estival de mediados de los 80, y que canaliza su intenso y reprimido deseo sexual mediante un pasatiempo muy peculiar que pronto descubrirán los lectores.
   En cuanto a Pili, efectivamente, es una cría del barrio de Nacho, hija del dueño de un bar que él frecuenta con sus amigos, y que parece beber los vientos por el chico, cosa que éste no quiere ver o prefiere no hacerlo. Pili es uno de los personajes más auténticos de esta historia, uno de los más positivos. Y además le gustan las pelis de terror, como a Nacho.

 Algo que descubrirán pronto las y los lectores de Seremos agua es su estructura narrativa. También la incorporación de elementos fantásticos o la mezcla de géneros. Háblanos un poco sobre ello a la hora de abordar la creación de esta novela.
El autor admite que en esta obra ha entremezclado géneros 

  En esta obra quería que cada personaje protagonista (hay tres en total) tuviera una forma narrativa diferente: así, todo lo que se refiere a Nacho está narrado en segunda persona, como si el autor de la historia, o alguien ajeno, se dirigiera a él, o como si el propio Nacho se hablara a sí mismo, que también cabe esa posibilidad. Lo que le sucede a Eva está contado en tiempo pasado, en tercera persona, y la trayectoria del inspector de policía Lucas Parreño, que investiga los crímenes, también está narrada en tercera persona, utilizando el presente cuando se habla de la época en que se desarrolla la novela, y en pasado cuando se alude a los recuerdos del policía, que juegan un papel crucial en la trama.


   En cuanto a los elementos fantásticos, aparecieron por pura casualidad, pero en realidad tienen un papel secundario en la historia, como una especie de juego con el lector, que habrá de darles la importancia que tienen o simplemente ignorarlos. Por último, la mezcla de géneros es algo que siempre me ha interesado a la hora de escribir novelas, aunque yo diría que más que mezclarlos, directamente los retuerzo o los pervierto para llegar a donde pretendo.

   En el caso de Seremos agua, parto de la novela negra, o del thriller con asesino en serie, si quieres, pero me adentro en el erotismo, incluso en el sexploitation, con guiños a la literatura fantástica y a las teenage movies, aquellas películas para adolescentes que se hacían en los 80, de las que esta novela es deudora en cierto modo.


Pueden conocer un poco más del autor y su obra
aquí:
https://www.facebook.com/javier.cuenca.7967































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